Benito Soto Aboal y la Burla Negra

Esta es la historia de uno de los últimos piratas. Pasó a la historia no como uno de los más sanguinarios sino como el que más.
Inspiró la “Canción del pirata” de José de Espronceda. Se llamaba Benito Soto Aboal y era de Pontevedra.
“Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela, un velero bergantín: bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín. La luna en el mar riela, en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul; y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul”
José de Espronceda
Benito de Soto Aboal nació el 22 de marzo de 1805. Pontevedra había llegado a ser el puerto más importante de Galicia y el norte de Portugal durante el Siglo XVI.
Las duras condiciones de vida hacen que, a los diecisiete años, Benito Soto decida enrolarse en el bergantín de bandera brasileña «El Defensor de Pedro» . El barco se dedica al tráfico de esclavos entre Brasil y África y pone rumbo a Río de Janerio. Después de su estancia en Brasil la nave pone rumbo a las costas africanas.
En 1823, con 18 años y tras encabezar un motín a bordo, es elegido comandante del navío.
La Burla Negra
Ya como capitán del “Defensor de Pedro”, lo pintó de negro, lo rebautizó como La Burla Negra y enarbola la bandera pirata dedicándose a asaltar buques mercantes, especialmente británicos, en el Océano Atlántico.

Benito Soto atacó numerosas embarcaciones y se cuenta que reunió una gran fortuna. La primera presa de Soto fue una fragata mercante inglesa: la Morning Star.

Tras surcar los mares y hacer honor a su profesión de Pirata, regresó a Galicia y en Coruña se dedica, ocultando su condición, a vender la carga del barco en la ciudad.

Al sentirse cansado de navegar (y piratear), decidió que Cádiz sería un buen sitio para disfrutar y vivir de su fortuna.
Durante el viaje, el vigía del Burla Negra confundió el faro de la Isla de León con el de Tarifa y acabaron encallando en una playa cercana a Cádiz.
Al más puro estilo de la película “Piratas del Caribe” y muy propio de piratas…

Se dedicaron a presumir en tabernas y burdeles de sus riquezas consiguiendo acabar de cara frente a las autoridades, que vieron en tal comportamiento un motivo de sospecha.
¡Adeus a todos, a función rematou!
El capitán Soto consiguió escapar a Gibraltar pero fue reconocido (por un superviviente del Morning Star) y acabó arrestado, juzgado y condenado a la horca, en su haber el saqueo de 10 navíos.

Cuentan que el 26 de Enero de 1830, con la soga al cuello, frente a la Bahía de Algeciras y en presencia del Gobernador de Gibraltar, Benito Soto gritó “¡Adeus a todos, a función rematou!”. Moría antes de cumplir los 25 años, el último gran pirata del Atlántico.
Los “duros antiguos”
En 1904 un pescador gaditano apodado “malos pelos” enterrando despojos de atún encontraba en la arena una gran cantidad de monedas de plata (reales de a ocho del siglo XVIII). Presentaban por una de sus caras dos columnas entrelazadas, símbolo representativo de las columnas de Hércules y que más tarde darían origen al símbolo del dólar.
Efectivamente así fue como unos trabajadores de una almadraba habían encontrado estas monedas que desatarían la euforia en la ciudad. Y así fue como se encontró parte del tesoro que guardaba la “Burla Negra”.

El Tío de la Tiza
Antonio Rodríguez Martínez (Cádiz, 24 de diciembre de 1861-Sevilla, 19 de agosto de 1912) ha pasado a la historia del carnaval de Cádiz por su apodo: El Tío de la Tiza, y por su celebérrimo tango “Los duros antiguos”.

El acontecimiento del descubrimiento y la caza del tesoro por la playa quedó inmortalizado con este tanguillo del carnaval gaditano del cual es autor el Tío de la Tiza.

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