
La Venus de Velázquez no es una diosa, no está entrada en carnes ni se muestra cargada de joyas, es simplemente una mujer desnuda que se nos presenta como lo que fue, algo simplemente insólito para una época en la que la Inquisición tenía desterradas las imágenes carnales.

Un desnudo por detrás, pero estableciendo contacto visual a través del espejo. Mirando al espectador a través de un espejo sostenido por su hijo Cupido.

Sólo un genio puede hacer que nos parezca bellísima cuando no se distingue su fisonomía.

No es fácil establecer la fecha exacta de realización de esta pintura, es uno de los enigmas que rodean al cuadro. Ni siquiera el lugar donde la llevo a cabo Velázquez. Hay indicio de que pudiera ser durante un segundo viaje a Italia, entre 1649 y 1651. En cuanto al contexto histórico, a pesar de que España en el siglo XVII pasaba por una profunda crisis, vive un Siglo de Oro cultural.

Velázquez nos muestra el desnudo femenino, sin joyas, sin los atuendos propios de una diosa. Olimpia Triunfi pudo ser el nombre de esta venus humanizada, de carne y hueso. Se sabe que tuvo un hijo, Antonio, al que reconoció y mantuvo. Y que Lejos de la Corte (y de la Inquisición) aparece el mejor Velázquez.
Al tratarse de un desnudo femenino, la obra podría ser cuidadosamente supervisada y su difusión se consideraría problemática, pese a ello se sabe que el cuadro pasó del marqués de Eliche a ser propiedad de unos coleccionistas privados británicos en Rokeby, condado de Yorkshire, de ahí que esta pintura sea también conocida como La Venus de Rokeby. En 1905 fue adquirida por la National Gallery de Londres, donde se encuentra acompañada a un lado por el retrato de un rey (Felipe IV) y el de un arzobispo (Fernando Valdés), curiosidades de la vida que tanta prohibición, ocultación y persecución fuese a acabar la Venus del espejo al lado de ambos símbolos del poder en su tiempo.

El osado desnudo no sólo consiguió superar las travas de su tiempo sino también otros ataques posteriores. En 1914, cuando la obra reposaba en los muros de la National Gallery, recibía siete hachazos por parte de una dama, Mary Richardson. Afortunadamente, su furia no logró destruir por completo la obra.

National Gallery (www.nationalgallery.org.uk)

Un cuadro con muchos enigmas y la magia que sólo un genio como Velázquez es capaz de realizar
Ana M Hermida experta en diseño y coordinación de cursos Online (e-Learning)
(licenciada en Historia, diplomada en Magisterio y una viajera incansable)
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