Por BEIRUT pasaron fenicios, griegos, romanos, árabes, otomanos, franceses (estos últimos permanecieron hasta 1973)… y cada uno dejó su huella.
Beirut es una ciudad de contrastes, como también lo es el resto del país. Pocas ciudades conjugan tanta vida, historia, glamour y cultura.
Frente a los grandes y modernos rascacielos se encuentran los viejos edificios testimonio de la guerra. Las marcas producidas por el armamento nos sirven para recordar y no olvidar lo sucedido.
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