BOLONIA GASTRONÓMICA: LA MORTADELA BOLOÑESA

Italia, el país de la bota, no sólo es conocido por sus risottos, pasta y ragús. En la tierra del antiguo Imperio Romano también hay sitio para los antipastos a base de sabrosísimos fiambres con un gran surtido de productos artesanales llenos de sabor que reflejan las artes ganaderas y las tradiciones regionales.

Entre los productos más sublimes de la charcutería italiana encontramos la mortadela, un producto que se ha convertido en una de las carnes más de moda en los restaurantes de los EEUU.


La mortadela que tanto abunda en las tiendas de todo el mundo tiene su origen en Bolonia, donde incluso cuenta con Denominación de Origen, lo que implica que la mortadela debe elaborarse de acuerdo con un estricto proceso.


El escritor clásico Plinio el Viejo en sus escritos se refirió a ella. Su nombre deriva de la palabra latina mortarium, el instrumento usado para moler la carne.

Los romanos la denominiban: farcimen mirtatum

Protagonista de fiestas romanas y banquetes renacentistas, destaca por su origen poderoso que con el tiempo se popularizó por toda Italia y fue la carta de presentación de millones de migrantes que cruzaron el Atlántico. Ahora se pretende recuperar aquel brillo perdido y su noble historia.

Aunque existe evidencia que sugiere que puede ser datada en un periodo anterior a la época romana, fue en la Edad Media cuando en varios conventos de la zona se especializaron en su elaboración, convirtiéndose en un fiambre de éxito demandado tanto en Europa como en el resto del mundo. Denostada durante años, esta delicia está siendo revisitada por chefs de renombre y vuelve a encontrarse en los restaurantes más selectos.


Está elaborada, en gran parte, con carne de cerdo finamente picada y condimentada con pimienta en grano o molida, bayas de mirto, nuez moscada molida o incluso cilantro seco. Además de las especias que dan sabor a la carne, se añaden pistachos, trozos de pimiento, trufas o aceitunas.

TIGELLE

Y si piensas que has probado deliciosos panes en tu vida, no dejes de probar esta joya boloñesa: tigelle: Se suele consumir como aperitivo y se rellena con mortadela, jamón, queso y hasta con vegetales fríos.

Otro apodo que tiene la ciudad de Bolonia es La Grassa «la gorda» y tiene su explicación: sencillamente, en Bolonia se come más que bien. Y es que, en un país como Italia famoso por su cocina, Bolonia es la capital gastronómica.

Para poder hacer un paréntesis en nuestra dieta habitual, lo más recomendable es llegar a Bolonia con la idea de caminar y caminar, así compensaremos esas calorías de más que seguro tendremos al salir de esta bella ciudad. Entonces ya sabéis… ¡a andar mucho! Calzado cómodo y una botella de agua. La ciudad tiene mucho para ver os lo aseguro.

En este blog tenéis varios posts sobre Bolonia que seguro os facilitarán la planificación de la visita a la ciudad.

 

Ana M Hermida
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